Síndrome piriforme

Síndrome piriforme

febrero 12, 2014

¿Qué es el síndrome del piriforme?

El dolor y las molestias pueden tener muchos puntos de origen diferentes: tendones, ligamentos, piel, músculos o nervios. Cuando una lesión en la espalda o la columna vertebral provoca que el nervio se dañe o comprima causando sensaciones de dolor en las nalgas o la parte posterior del muslo, la afección se conoce como ciática. Cuando no es la columna vertebral la que comprime el nervio, sino los músculos de la cadera, concretamente el músculo piriforme, se denomina síndrome piriforme. El dolor asociado al síndrome piriforme es un trastorno neuromuscular que afecta al músculo piriforme y al nervio ciático. El piriforme es un músculo que se encuentra en la zona profunda de la cadera y los glúteos. Comienza en el sacro, se une a la parte superior del fémur y contribuye a la rotación de la cadera hacia fuera. El nervio ciático discurre desde su punto de origen en la parte inferior de la columna vertebral, pasando por la parte posterior de la cadera, hasta descender por la pierna.

¿Cuáles son los principales síntomas?

Muchos de los síntomas del síndrome piriforme son muy similares a los de la ciática, como dolor, entumecimiento, hormigueo y sensación de quemazón que se irradian desde las nalgas hasta el muslo y más abajo por la pierna. Estar sentado durante mucho tiempo o realizar actividades prolongadas puede empeorar esta afección. A menudo se agrava al llevar algo grueso y voluminoso en el bolsillo trasero, comprimiendo aún más los músculos glúteos y los nervios situados debajo; por eso el apodo del síndrome piriforme es «síndrome de la cartera gorda».

¿Cuáles son las causas del síndrome de Piriforme?

El síndrome piriforme se produce cuando el músculo glúteo del mismo nombre presiona contra el nervio ciático. Normalmente, el nervio pasa por debajo del músculo piriforme, pero en aproximadamente el 17% de la población lo atraviesa; esto aumenta la probabilidad de que se desarrolle el síndrome piriforme. Otros factores de riesgo son:

  • músculos glúteos inactivos;
  • flexores de cadera hiperactivos;
  • demasiado tiempo sentado;
  • Sobrecarga de los músculos glúteos, frecuente en ciclistas y remeros;
  • estiramientos inadecuados antes de periodos prolongados de actividad;
  • y mala postura y marcha al correr o caminar.

¿Cuáles son las opciones de tratamiento?

Al principio del tratamiento, los antiinflamatorios de venta sin receta ayudarán a aliviar el dolor y las molestias, así como a aflojar los músculos tensos de las nalgas y las caderas. Ocasionalmente también se recomiendan relajantes musculares. También puede ser útil aplicar hielo en la zona afectada durante 20 minutos cada hora durante las primeras 24 a 48 horas. A continuación, una terapia de ejercicios centrada en el estiramiento de los músculos de los muslos, las piernas y las nalgas ayudará a aliviar la tensión y a devolver estos músculos a su posición y alineación adecuadas. Los ejercicios de fortalecimiento de los abductores de la cadera (levantar la pierna hacia fuera), los rotadores externos (rotar la pierna hacia fuera) y los extensores (extender la pierna hacia atrás) ayudarán a largo plazo y contribuirán a prevenir la reaparición de la afección. Para quienes antes llevaban un estilo de vida sedentario, también se recomienda hacer ejercicio con regularidad.

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