Hernia discal

Hernia discal

julio 12, 2020

 

¿Qué es una hernia discal?

Entre cada vértebra (los huesos que forman la columna vertebral y protegen los nervios) hay un disco blando y flexible. Estos discos vertebrales dan flexibilidad a nuestra espalda, permitiéndonos doblarnos y estirarnos, y también amortiguan el roce entre los huesos de la columna vertebral. A medida que envejecemos, los discos se vuelven menos flexibles y, por tanto, más susceptibles de sufrir lesiones. Una hernia discal se produce cuando el disco intervertebral se rompe, de modo que parte del disco presiona más allá de sus límites normales.

¿Síntomas de una hernia discal?

Como el disco intervertebral está roto y fuera de su sitio, los nervios que pasan por la columna vertebral pueden verse afectados por una hernia discal. El disco abultado puede pellizcar o comprimir la médula espinal y los nervios raquídeos, interfiriendo en las señales que suelen enviarse con ellos. Los síntomas de una hernia discal incluyen:

  • Sensación de «descarga eléctrica» que se origina en el cuello y desciende por los brazos o comienza en la parte baja de la espalda y desciende por las piernas;
  • Hormigueo, entumecimiento o sensación de pinchazos, especialmente en las extremidades;
  • Y debilidad muscular, incluyendo debilidad de agarre, caída de objetos o sensación de inestabilidad al estar de pie o caminar.

¿Qué causa una hernia discal?

Muchas cosas pueden causar una hernia discal. Una lesión, como una mala caída o un accidente de coche, puede dañar repentinamente un disco. La lesión también puede deberse a un esfuerzo repetitivo que, con el tiempo, tensa gradualmente los discos vertebrales hasta que acaban cediendo. Ciertas afecciones aumentan las probabilidades de que se produzca una hernia discal, como la estenosis espinal (que hace que se estreche el espacio que rodea la médula espinal) y la enfermedad degenerativa discal (artritis de los cuerpos vertebrales).

¿Opciones de tratamiento para una hernia discal?

Una vez diagnosticada la hernia discal, el primer paso consiste en guardar reposo y modificar el tipo de actividades para evitar que empeore. Las aplicaciones de hielo y calor alternados pueden ser útiles para relajar los músculos y reducir el dolor y la inflamación, al igual que los antiinflamatorios.

Para una mejora a largo plazo, la opción de tratamiento más común y menos intrusiva es la terapia de ejercicio. Aunque la cirugía puede recomendarse en casos graves, en la mayoría de las situaciones los ejercicios de estiramiento que evitan forzar la zona alrededor de la hernia discal pero fortalecen el resto de los músculos que rodean la columna son opciones de tratamiento razonables. Esto ayudará a estabilizar la columna vertebral, aliviará la tensión sobre la hernia discal y mejorará la salud general de la espalda.

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