Dolor agudo frente a dolor crónico

Dolor agudo frente a dolor crónico

abril 2, 2021

¿Cómo interpreta el cuerpo el dolor?

El dolor es un proceso que implica una comunicación rapidísima entre los nervios y el cerebro. Cuando algo va mal en una parte del cuerpo, se comunica directamente al cerebro, que interpreta ese dolor y lo envía directamente a la zona afectada.

Dolor agudo y crónico

Existen dos tipos principales de dolor: agudo y crónico. La gravedad de estas dos formas de dolor puede variar de leve a grave. El dolor agudo suele derivarse de un acontecimiento singular, como una fractura de tobillo, un accidente de coche, un resbalón o una caída, etc. En la mayoría de los casos, este dolor, si se trata correctamente, durará un tiempo antes de desaparecer. Sin embargo, si se trata mal, a veces puede pasar de dolor agudo a dolor crónico.

El dolor crónico es un dolor más persistente que se desarrolla lentamente a lo largo de un periodo de tiempo y puede deberse a diversas causas. Factores como los movimientos repetitivos, las malas posturas, el uso excesivo y el envejecimiento pueden contribuir a la aparición de dolor crónico. Entre las lesiones que suelen asociarse al dolor crónico figuran las distensiones musculares, la tendinitis, los esguinces articulares y la inflamación crónica. De forma similar a cómo se desarrolla, también lleva mucho tiempo y requiere un proceso para combatirla con éxito. En muchos casos, es necesario modificar algún aspecto de nuestro estilo de vida para aliviar el dolor o evitar que empeore.

Aspectos a tener en cuenta

¿Cómo se está recuperando?

Si eres una persona activa o tu trabajo requiere cierto grado de actividad física, ¿dedicas el tiempo necesario para asegurarte de que tu cuerpo se recupera? Esto puede hacerse mediante estiramientos, rodillos de espuma, hielo y calor, y sueño. Todas estas actividades ayudan al organismo a reparar los tejidos dañados y favorecen un flujo sanguíneo saludable en la zona.

¿Duerme lo suficiente?

Cada persona es diferente, pero cabe suponer que la mayoría necesita dormir unas 8 horas por noche. Es entonces cuando los tejidos musculares se reparan con mayor eficacia y experimentan el mayor índice de crecimiento. La falta crónica de sueño puede aumentar el riesgo de lesiones

¿Te mueves lo suficiente?

Lo creas o no, el origen del dolor crónico puede estar en la falta de movimiento. Estar sentado todo el día en un escritorio o en el sofá puede provocar malas posturas, una mala mecánica corporal, rigidez articular y tensión muscular. Simplemente estirándose dos veces al día durante 15 minutos, y asegurándose de tomar descansos frecuentes, puede ayudar a combatir el dolor asociado con la falta de movimiento.

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