Diagnóstico y tratamiento de la sacrolitis

Diagnóstico y tratamiento de la sacrolitis

enero 22, 2014

¿Qué es?

La sacroileítis es una afección que consiste en la inflamación de las articulaciones sacroilíacas. Estas dos articulaciones se encuentran a ambos lados del sacro, donde la columna vertebral conecta con la pelvis (el hueso ilíaco). Está estrechamente relacionada con la disfunción de la articulación sacroilíaca, que consiste en que la articulación sacroilíaca se mueve de forma anormal (demasiado o demasiado poco), lo que provoca inflamación.

¿Cuáles son los principales síntomas?

La sacroileítis puede ser difícil de diagnosticar a veces porque es fácil confundirla con otras causas de lumbalgia. El síntoma más común es el dolor en la parte baja de la espalda, las nalgas y las caderas, que también puede extenderse por las piernas. Sin embargo, hay algunas cosas que hacen que el dolor de la sacroileítis sea diferente, entre ellas:

  • El dolor en las piernas se sentirá a menudo en la parte delantera del muslo;
  • Dolor que empeora después de estar sentado durante mucho tiempo, o que empeora al cambiar de posición, como al darse la vuelta;
  • Rigidez que afecta a las caderas y la parte inferior de la espalda, y es especialmente pronunciada cuando se está sentado durante un largo periodo de tiempo o al despertarse.

¿Cuáles son las causas de la sacroileítis?

Las causas pueden ser diversas, desde traumatismos hasta afecciones inflamatorias, como diversos tipos de artritis que afectan a la columna vertebral. La osteoartritis, la artritis asociada a la psoriasis y otras enfermedades reumatológicas (como el lupus) también se han asociado a la sacroileítis. Las caídas, los accidentes de coche y otras lesiones que afectan a la zona lumbar pueden ser las causas, al igual que el parto (cuando la pelvis se ensancha y se estiran las articulaciones sacroilíacas).

¿Cuáles son las opciones de tratamiento?

Como cualquier tipo de inflamación, la sacroileítis puede tratarse con reposo y antiinflamatorios. Alternar calor y frío en la zona también puede ser eficaz, ya que el frío aliviará el dolor y reducirá la hinchazón y la inflamación, mientras que el calor aumentará la circulación y ayudará a cicatrizar. El uso de una bañera de hidromasaje puede ser especialmente eficaz. También es muy recomendable cambiar de postura al dormir, ya que esto reducirá en gran medida el aumento del dolor que suelen experimentar los pacientes al despertarse: dormir de lado con una almohada entre las piernas mantendrá las caderas correctamente alineadas y reducirá la rigidez. A largo plazo, los pacientes se benefician enormemente de ejercicios que estiran y fortalecen la espalda y las caderas, proporcionando un apoyo adicional a las articulaciones sacroilíacas.

 

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